El héroe Griego
Martes 03:00 a.m. Una chica embuída en el fenómeno de masas Harry Pottter termina de leer el último libro de la saga: El Príncipe Mestizo. No ha pasado por días particularmente críticos, las jornadas han sido luminosas y allá afuera no hay mucho de qué quejarse, entonces por qué this little silly book le afecta tanto?
Seamos sinceros, hasta hace poco yo llevaba mi aficción por el niño mago casi como un placer culpable. El gusto iba y venía y conforme Harry se fue haciendo adolescente y las aventuras más oscuras, tuve la impresión de haber perdido el interés. Pero este último texto, con la terrible muerte de Dumbledore y a puertas de una batalla final que terminará para siempre con los días de Harry en Hogwarts, me dijo mucho más sobre la naturaleza ambigua de los personajes y sus deslealtades. Ellos se volvieron humanos ante mis ojos. Tocaron alguna fibra sensible y terminé profundamente conmovida, ya sea porque después de tantos años algún cariño debe haber con la historia, porque el protagonista ha perdido su inocencia o por el inevitable destino que debe enfrentar.
Además está la bien escrita escena en la que Dumbledore muere, no como un hombre fuerte y todopoderoso, sino como un débil anciano que acababa de descubrir una traición y suplicaba por un poco de misericordia.
Algo de brillante debe haber en lo que escribió Rowling, si obviamos el prejuicio contra los bestsellers. Ella habla de fantasías infantiles todo el tiempo, la belleza de los años colegiales ataviada de magia, se refiere a cómo un niño se integra a una sociedad, aprende a distinguir el gris claro del oscuro, establece complicidades y buscar hacerse hombre a través de la venganza. Sus personajes son estereotipos sí, pero ella les ha ido otorgando riqueza con el tiempo.
Y ahora Harry adquiere la pose de un héroe griego. Esa idea de cristo mesiánico se ha ido difuminando y se ha transformando en una suerte de Ulises para quien el honor y la batalla son sagrados. Suena medio ridícula la comparación, por supuesto que los valores no son los mismos, pero creo que Harry también atrae por su condición guerrera, esa que se ha ido forjando a medida que avanzaban las sagas. Ahora se supone que es el único que puede proteger esa burbuja de fantasía sobre la que hemos leído tanto, para lo que he decidido dejarlo todo. Entonces, como lectora angustiada por los comentarios sobre el libro final, sólo puedo pedir que no lo maten!! , él no es Cristo, y no hay nada de malo con los finales medianamente felices.
Seamos sinceros, hasta hace poco yo llevaba mi aficción por el niño mago casi como un placer culpable. El gusto iba y venía y conforme Harry se fue haciendo adolescente y las aventuras más oscuras, tuve la impresión de haber perdido el interés. Pero este último texto, con la terrible muerte de Dumbledore y a puertas de una batalla final que terminará para siempre con los días de Harry en Hogwarts, me dijo mucho más sobre la naturaleza ambigua de los personajes y sus deslealtades. Ellos se volvieron humanos ante mis ojos. Tocaron alguna fibra sensible y terminé profundamente conmovida, ya sea porque después de tantos años algún cariño debe haber con la historia, porque el protagonista ha perdido su inocencia o por el inevitable destino que debe enfrentar.
Además está la bien escrita escena en la que Dumbledore muere, no como un hombre fuerte y todopoderoso, sino como un débil anciano que acababa de descubrir una traición y suplicaba por un poco de misericordia.
Algo de brillante debe haber en lo que escribió Rowling, si obviamos el prejuicio contra los bestsellers. Ella habla de fantasías infantiles todo el tiempo, la belleza de los años colegiales ataviada de magia, se refiere a cómo un niño se integra a una sociedad, aprende a distinguir el gris claro del oscuro, establece complicidades y buscar hacerse hombre a través de la venganza. Sus personajes son estereotipos sí, pero ella les ha ido otorgando riqueza con el tiempo.
Y ahora Harry adquiere la pose de un héroe griego. Esa idea de cristo mesiánico se ha ido difuminando y se ha transformando en una suerte de Ulises para quien el honor y la batalla son sagrados. Suena medio ridícula la comparación, por supuesto que los valores no son los mismos, pero creo que Harry también atrae por su condición guerrera, esa que se ha ido forjando a medida que avanzaban las sagas. Ahora se supone que es el único que puede proteger esa burbuja de fantasía sobre la que hemos leído tanto, para lo que he decidido dejarlo todo. Entonces, como lectora angustiada por los comentarios sobre el libro final, sólo puedo pedir que no lo maten!! , él no es Cristo, y no hay nada de malo con los finales medianamente felices.
8 Comments:
life just a good
By CHIC-HANDSOME, at 2:33 PM
Pucha...si crees que Harry Potter es uno de tantos protagonista de alguna tragedia griega, es mejor que no te hagas muchas ilusiones con un final de la novela, ya que como toda tragedia griega siempre termina mal para su heroe....y no hay que tener un oráculo griego para darse cuenta de eso..
Jajaja disculpame por mi optimismo jajaja...
Gran columna...espero seguirte leyendo
Besos
Bye
By Gabriel, at 6:57 PM
Bueno recuerda que Ulises volvió de la batalla, aunque nunca más fue el mismo.
Saludos.
By deeply, at 5:32 AM
Harry definitivamente no perdonará los pecados del mundo. Aunque debería haber finales alternativos, así todo el mundo queda contento.
Yo preferiría una precuela de HP.
Saludos!
By Anonymous, at 1:17 PM
yaaaa !!! no es como musho ?
paulina
By Anonymous, at 5:32 PM
creo que Dumbledore era muy bueno para el mundo tan oscuro... nomas su fe en exceso en las personas me da que pensar, no estoy seguro si era misericordia en si lo que pedia Dumbledore, solo lei HBP una vez pero me dejo la impresion que se referia a algo mas.
Igual leer la muerte de Dumbledore me malogro el dia, es curioso que leer un libro te deje esos sentimientos.
By Dinorider d'Andoandor, at 7:29 PM
nunca pude entender tanta pasión por el niño de anteojos, pero desde la absoluta ignorancia, sólo aliemntada por las referencias y de alguna manera condenada por la edad a no leerlo. A mí me parece -en este contexto- menor en sentido e intensidad, que el valiente y verdadero Papelucho de Marcela Paz, que sufre la tragedia cotidiana, sin visos esotéricos ni mágicos, tan prosaica con su vida de chico flaco y mal parado, que siempre suscio desarrolla filosfí infantil de primera línea a partir de los atribulados adultoa a su alrededeor.
By nadie, at 9:42 AM
Si claro querida, también tuve mi fase Papelucho y debo decir que lo admiro mucho, si un extranjero como yo desea conocer buena parte de la esencia de lo chileno, deberia leerlo, es justo y necesario.
By deeply, at 3:49 PM
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