Deeply Disturbed Girl

Tuesday, July 18, 2006

De Profundis

Siempre me acuerdo de esa larga carta que le escribió Oscar Wilde a su amante desde la cárcel, ese lugar que en realidad simbolizaba el quinto infierno hasta donde había ido a parar por culpa de su relación tormentosa. Ese texto contiene verdades feroces, de esas que tu nunca esperas decirle a personas que se supone quisiste muchísimo o que significaron demasiado para ti. Es el tipo de cosas que sale a la luz en momentos cruciales, que define tu opinión respecto del otro. Tengo la impresión de que se trata de verdades imperdonables y que resignifican todo, dándole un punto de quiebre al episodio.
Habitualmente yo escribo esta clase de cartas, o por lo menos doy cuenta detallada de lo que me sucedió y de todo lo que pienso. Me parece que el otro debe responsabilizarse y que no es bueno quedarse con todo adentro, como pudriéndose contigo. Como pueden llegar a ser tan fulminántemente salvajes, es evidente que ya nada podrá restaurarse después. Hasta hace poco pensaba que se trataba de un goce elevado, ese de decir hasta con el mínimo punto y coma lo que estaba ocurriendo, soltar verbalmente la ira que podría producir una determinada situación. Creía que aún cuando no cerraba del todo con el tema, al menos aplacaría en algo la tristeza de haber caído en el quinto infierno.
Me gusta De Profundis porque es una carta certera y visceral, en la que no hay preocupación por el patestismo. Supongo que Wilde la escribió para sí mismo en primer lugar, pensando en que le ayudaría a salir de donde estaba. A mi eso no me queda tan claro, aunque sigo haciéndolo, y llego decir cosas durísimas y bien merecidas. Con eso no se sale de ningún lugar, pero no sé bien por qué me resulta ìmposible no hacerlo. Hay que dejar las cosas claras, clarísimas, tal como estaban el día en que empezó todo.

Del resto, de la cura total de la historia, Moya knows.

Sunday, July 02, 2006

Chill Out!!!

Tanto tiempo metida en mi rutina me hace olvidar lo poco y bueno de los alrededores. Una de las cosas que más que gusta de esta ciudad es la posibilidad de encontrar un bar con onda, uno de esos pubs en donde te sientas a tomar una copa de vino, o una cerveza super helada (aunque estemos en medio del invierno y se nos hiele hasta la punta del pelo) en medio de un ambiente relajado, calmo, con música chill out. No estoy siendo snob, tampoco me agarró el viejazo del adulto joven (o si?? si?? bueno y qué?)), para nada, solo intento recordar lo agradable de la situación, ya que la veo tan lejana.
Si tuviera un bar seguro no sería el lugar más popular, eso no va conmigo, pero lo llenaría de música chill out, como la que ponen en el Cabo Frio de la calle Manuel Montt o como la que se escucha en algunos locales cerca del Bellas Artes o en el Barrio Brasil. Cuando acudo a unos de esos pubs y me gusta la música casi siempre me levanto a preguntar al barman qué estoy oyendo, por lo general me da un nombre que jamás en mi vida había escuchado y que es complicado que lo recuerde para buscarlo luego en el soulseek o en alguna disquería. Habitualmente la música chill out evoca lo cool, pero más allá de las poses, resulta agradable en tardes o noches de cháchara eterna (copa de vino en mano, no piscola, la piscola va con el reggetón o quién sabe qué cosa). Entonces, si tuvieran un bar qué música le pondrían???
Superando todo el rollo de los siempre nostálgicos y clásicos temas de The Onion (para ellos siempre tendré lugar), a mi tinca poner cosas de Beady Belle, esa chica medio anónima que hallé una vez y que aún es indefinible, con su mezcla austera de electro jazz, too está por supuesto Zero 7, lo grandioso de Goldenhorse, Jem (cada día más famosa), Koop, Overhead, Doves, Thievery Corporation, Goldfrapp y algo de Nellie Mckay y así, tenemos para horas. Como les dije, no sería el bar más popular, sería un acto extremo de autocomplacencia.