Con Dragones y Lava Ardiente

Me siento un poco miserable. En esta jornada palida adormilada por un sol abrasador, yo me siento miserable por lo que deseare en unas horas mas, porque mi apetito sexual parece cubrir todas las mentiras, porque no puedo mantenerme estable por mas de una semana, porque creo que he perdido mi centro.

Alguna vez lo tuve o es solo que ahora, que parece que puedo alcanzar lo que supuestamente necesito, se hace evidente que nunca hubo centro, orientacion??

Y yo que siempre me jacte de ser una persona decidida, de haber aplastado mis miedos tomando determinaciones. La que sea, pero las tome, y luego me vi impulsada a asumir las consecuencias. Las tome quejandome, es cierto, pero al menos pensaba que me habia quedado para hacerme cargo.

Ahora parece que en realidad la chica mas valiente nunca se ha hecho cargo de nada. Lo destruye todo de un manotazo, o con sus silencios, con su palabra negada, o decide hablar demasiado y arruinar los momentos, para que no queden rastros, ni recuerdos. Ahora resulta que soy asesina de historias potenciales, que encima me rio a carcajada limpia cual sicopata, cubro todo con una vena sexual que oculta una tristeza incrustada vidas atras.

No soy princesa, pero tengo guardado un arsenal nuclear en mi castillo. Antes de ocuparlo, como dijo alguien hace tiempo, liberare a los dragones y lanzare calderos de lava ardiente, solo para despitar un poco.

El Paraíso Perdido

No me queda muy claro si es que debo buscar el vientre de la madre, hurgar en el mío o reencontrarme con quienes dejé atrás, abandonar mi condición de extranjera (cosa que tampoco sé si puedo hacer a estas alturas).He sido devuelta al nido de donde fui expulsada hace un par de décadas. Pensaba que no habría más regresos pero supongo que cualquier camino que tome ha sido trazado casi por instinto. Me enfrento así a los fantasmas, alisto cuentas, y me entrego de nuevo a los mismos sonidos, olores, sabores, formas de pensar, de manejar códigos sociales. Vuelvo pero nada asegura que no deberé autoexiliarme un tiempo después.

Luego de varios meses de juego constante - que parecía inexplicable - ya entiendo por qué he llegado hasta acá, comprendo que solo he seguido el hilillo de la repetición enfermiza y que es probable que el nuevo intento sea fallido. He hallado el punto familiar, el túnel hacia el origen que otra vez estará vacío. ¿Y por qué sí entonces? ¿Por qué pese al miedo que suele paralizarme, al afecto que es directamente proporcional a mi angustia, no doy marcha atrás?

Quiero romper el círculo, deseo modificar el color de todo aquello que me conmueve.

On Courtly Love

He estado hurgando en algunas bases de la literatura medieval. El completo relativismo de los valores todavía me asombra. He aquí la definición de Courtly Love, aquella practicada, entre otros seres de ficción, por algunos de los caballeros de la mesa redonda:

El amor cortés es una filosofía del amor que floreció en la Provenza francesa a partir del siglo XI.
La teoría del amor cortés supone una concepción platónica y mística del amor, que se puede resumir en los siguientes puntos:
- Total sumisión del enamorado a la dama (por una transposición al amor de las relaciones sociales del feudalismo, el enamorado rinde vasallaje a su señora).
- La amada es siempre distante y admirable, y es un compendio de perfecciones físicas y morales.
- El estado amoroso, por transposición al amor de las emociones e imaginería religiosas, es una especie de estado de gracia que ennoblece a quien lo practica.
- Los enamorados son siempre de condición aristocrática.
- El enamorado puede llegar a la comunicación con su inaccesible señora después de una progresión de estados que van desde el de suplicante (fenhedor, en occitano) al de amante (drut).
- Se trata frecuentemente de un amor adúltero, y el poeta oculta el objeto de su amor sustituyendo el nombre de la amada por una palabra clave (senhal) o seudónimo poético.

Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Amor_cortlylove//¨

Supuestamente, el amor cortés cobraba fuerza ante la imposibilidad de ser consumado, sólo entonces se volvía real y noble, y para llegar a ello, debía ser adúltero. Esto pasaba porque en the Middle Ages los matrimonios eran arreglados, y estaban sujetos al sentido político y religioso de la unión, no al amor. Este podía darse entonces sólo bajo preceptos no oficiales.

Y la frase que citaba Francisco una y otra vez hace muchos años atrás decía así:
¨El amor no es nada más que el encargo de un recuerdo¨.

Dos

El día que decidí quedarme en este gran apartamento, de más de 4 heladas habitaciones, fue porque Pipo había dicho que el barrio era ideal para nuestras juergas de medianoche. No hubo más que pedirlo a la casera, que ahora está muerta, por un monto risible. La humedad en las paredes, los pequeños huecos en las salidas a la terraza y las manchas color carbón aferradas a las mayólicas de la cocina fueron un excelente razón para la ganga. Luego ella desapareció y con Pipo dimos comienzo a una serie de ventas de mercado negro, con un centro de convenciones acomodado en el cuarto del fondo, allá donde habíamos encontrado esa espesa colección de novelas y textos de medicina. Pudimos redecorar el lugar con sendos muebles de cuero, obra del mal gusto de mi hermano, lámparas antiguas, alfombras de ascendencia oriental y pintura sobria.

Todo fue arreglado para que, por las tardes y noches nos reuniéramos junto a los compañeros de Pipo en verdaderas sesiones de trabajo donde lo único que se derrochaba continuamente era un aburrimiento insufrible.

Eran 4, todos con un pésimo sentido del humor, que a pesar de los años amarrada a la actividad osaban mirarme como a una desconocida, la perpetua sirvienta y celestina de su hermano tal vez. Todos seres solitarios, poco vividores, apenas dados a las botellas de whisky y coñac, pero con un vital propósito: hacer del negocio de los víveres de consumo básico un medio certero para la supervivencia en aquellos tiempos complejos que recién empezaban.

Cuando Pipo se enamoró de la amiga de Nacho, uno de los más listos del grupillo funesto, las cosas se pusieron serias. Ella era una perversa morena con ojos de gato alargados hasta el infinito, que desde el primer momento pusieron en jaque la fama de gay que había tenido mi hermano por años.

Se deslizaba cual serpiente entre sus piernas hasta hacerle olvidar la importancia de nuestro negocio. Nadia se llamaba. Los cabellos largos enmarañados como si recién se hubiera levantado. Nombre ruso, muerte roja.