Wedding Bells

Marge is getting married. At first I thought it would probably be a joke, but is true, one of my best friends, a person who basically doesn't believe in legal unions, is going to set her compromise before god (or before catholic's god) and before a judge...

Why are there some people who need to do that? why do we want that big wedding, the reception, the dress, the gifts and everything? what can we find in there, in that ritual?

Those are the kind of questions I always make myself when some couple anounnces me they getting married. I'm just not able to understand. We already have the love there, the relationship have been completely developed, why do we need the judge and the blessing? Why is the power of a society and of our family so strong that we feel we need to satisfy them?

Don't miss the idea. I love weddings, I love parties and I celebrate theyve taken the decision in such spontaneous way, it makes the news sound better. Of course I'm gonna be there, I'm gonna dance and have a great time with all my old friends, but since I'm convinced that a couple have so little posibilities to remain together, it seems rare to me to say: ¨congratulations¨

I don't know how to explain it. The thing is that when you get married it looks like you putting a deadline into your relationship. I know it should be the other way around, butI like more the concept of living together without the rule because something is unfinished and we don't have the top of what we're able to do. And if we split out is not such a big deal in legal terms. Emocionally the pain is just the same but i feel that marriage is stablish stuff, no excitement at all, like starting to get old in certain way.

Like I said, I'm going to be there, I'm gonna be part of the process and I want my friend to be happy because she is doing this without any obligation. And that's so fucking brave.

Isa

Santiago Agoniza

No hay para qué engañarse, la vida fluye alrededor de una ciudad llena de conciertos, fiestas masivas en los parques, exposiciones, pequeñas ferias de libros que no recaen en lo parafernálico y el teatro, teatro chispeando por todas partes.... Es como el alarido de un animal antes del morir, fuerte, ruidoso, mentiroso.

Luego, muy luego, la ciudad perecerá y aunque todos me miran con lástima, soy de las pocas afortunadas que se quedarán en el mismo lugar, en las ruinas de una urbe que habrá perdido su potencia.

Es en días como éstos - donde la angustia de un marzo latigante se asoma apenas y no duele tanto - cuando siento que las calles son mías, que los servicios están hechos para mí, que los bares agradecen a una clienta más y que la ciudad es más plácida que nunca.

Es a punta de febreros vacíos que aprendí a amar a Santiago.

Si uno va a quedarse aquí lo más recomendable es alistar un par de buenas chalas, las poleras cortas y guardar la sed para la noche. Unos cuantos amigos y conversa interminable. Alguna que otra cantina con música antigua para bailar, de esa ochentera.

Poca gente, el ruido justo y necesario.

Por supuesto que nadie entiende, de todos modos las vacaciones son para salir. Pero al menos intenten pensar en esto: yo me estoy haciendo la idea de un febrero seco, sin mar y con cordillera derretida porque opciones no tengo muchas.

Un verano de cemento da menos pavor cuando los buses no se atascan tanto. Algo bueno deberé encontrar...

Y si Daniela no me quiere no me caso con ella...

Se agradece el apoyo, la emocion y los chillidos segundos antes del campanazo de las 12. El jardin espectacular y apacible, un sillon donde se puede uno quedar para siempre después de haber saqueado la cocina por horas.

Se agradece que hubiera gente, personas queridas, y que todos estuvieran contentos de estar ahi, en una fiesta absolutamente intima.

Yo me perdi la mejor parte porque suelo caer muerta a las 2 horas. Dormi como los reyes de antano, que solo podian cerrar los ojos mientras los demas vigilaban sus suenos y danzaban alrededor. Me perdi el chapuzon nocturno en la piscina, ni siquiera se si lo pasaron bien los demas, no tengo idea que tomaron, que bailaron, que se dijeron, quienes se odiaron y se quisieron, pero yo deje esa casa con ganas de quedarme mas tiempo, con una necesidad de volver, de parar el taxi y decirle que me quedo porque no hay trabajo que valga la pena sacrificar such a good moment.

Y habia paz, lo que ya es tener demasiado.

Ahora, retornando a la normalidad de mis dias mayormente grises me queda el recuerdo de una cancion que creo que escuche solo una vez durante toda la noche: "aunque me duela dejare a daniela y si daniela no me quiere no me caso con ella".